Reunión #83 de la
Coalición Internacional por la Paz

   

Jubileo 2025:
Nuestra guerra contra la "deuda odiosa"

Viernes 3 de enero de 2025

Nos acompañaron como ponentes en esta oportunidad:

  • 2:51 Introducción: 𝐇𝐞𝐥𝐠𝐚 𝐙𝐞𝐩𝐩-𝐋𝐚𝐑𝐨𝐮𝐜𝐡𝐞; fundadora del Instituto Schiller
  • 15:53 𝐑𝐚𝐲 𝐌𝐜𝐆𝐨𝐯𝐞𝐫𝐧; ex analista de la CIA y cofundador de Veteranos Profesionales de la Inteligencia por la Cordura (VIPS en sus siglas en inglés)
  • 28:53 𝐃𝐫. 𝐍𝐢𝐝𝐚𝐥 𝐉𝐛𝐨𝐨𝐫; cofundador de Doctors Against Genocide (Médicos contra el Genocidio)
  • 47:24 𝐃𝐫𝐚. 𝐌𝐢𝐦𝐢 𝐒𝐲𝐞𝐝; médico de urgencias recién llegada de Gaza
  • 54:11 𝐅𝐞𝐫𝐧𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐆𝐚𝐫𝐳𝐨́𝐧; líder de la Unión Ecuatoriano-Palestina
  • 1:12:01 𝐃𝐫𝐚. 𝐊𝐚𝐫𝐚𝐦𝐞𝐡 𝐇𝐚𝐰𝐚𝐬𝐡-𝐊𝐮𝐞𝐦𝐦𝐞𝐫𝐥𝐞; cofundadora de Médicos contra el Genocidio
  • 1:18:55 𝐉𝐨𝐬𝐞𝐩𝐡𝐢𝐧𝐞 𝐆𝐮𝐢𝐥𝐛𝐞𝐚𝐮; ex analista de inteligencia del ejército de Estados Unidos; directora adjunta de comunicación de la Eisenhower Media Network

En la Nochebuena de 2024, el Papa Francisco lanzó oficialmente el Año Jubilar del 2025, con un llamado para que el año venidero sea un “Jubileo de la Esperanza”. El Jubileo se asocia tradicionalmente en varias religiones con el momento en que los esclavos eran emancipados y las deudas serían perdonadas.

El Papa ha planteado la cuestión correcta en el momento oportuno, para que actúen no sólo los católicos, sino todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

Al entrar en el año 2025, el mundo se ve acosado por guerras que se extienden y que amenazan con llegar a una confrontación nuclear entre superpotencias, a lo que nadie sobrevivirá. También somos testigos del genocidio en Gaza, que está matando no sólo a cientos de miles de palestinos inocentes, sino también a nuestra propia humanidad, en tanto que observamos aparentemente incapaces de detener la pasividad y a menudo la complicidad de nuestros gobiernos con crímenes contra la humanidad que una vez juramos que no ocurrirían "nunca jamás".

Y estamos al borde del abismo de un estallido mortal de todo el sistema financiero transatlántico, con su burbuja especulativa de más de $2 mil billones de dólares de deudas y derivados financieros ilegítimos y odiosos. El compromiso obtuso de la casta política dominante en Occidente de mantener ese sistema en bancarrota contra viento y marea, es lo que está llevando a la humanidad a la guerra nuclear y a la propagación del genocidio.

Ese sistema financiero tiene que ser sometido a una reorganización de bancarrota este año del Jubileo del 2025, para eliminar todas las partes de la burbuja especulativa de 2 mil billones de dólares que son ilegítimas y odiosas. Estos son términos tanto morales como legales, con legitimidad bajo el derecho internacional, como demostró el caso de Ecuador en el 2008. El mundo debe hacer ahora lo que el pequeño Ecuador hizo entonces.

En la Iglesia Católica, los Jubileos Ordinarios se celebran cada 25 años. El último fue anunciado en el 2000 por el Papa Juan Pablo II. A partir de su llamado por la justicia, las fuerzas de la sociedad civil de muchos países, entre ellos Ecuador, empezaron a estudiar y cuestionar la validez de la deuda que se había impuesto a las naciones del sector en desarrollo. En julio del 2007, el gobierno ecuatoriano convocó una Comisión para la Auditoría Integral del Crédito Público (CAIC), que concluyó, tras un exhaustivo estudio de 18 meses, que la deuda externa comercial de Ecuador había funcionado como un mecanismo de saqueo ilegítimo e ilegal entre el 1976 y el 2006, pasando de 16 millones de dólares en 1976, a 4.200 millones de dólares en el 2006, a pesar de que hubo una transferencia neta a los acreedores de $7.100 millones de dólares en concepto de pago de intereses y principal durante ese periodo de 30 años. Eso es lo que se puede llamar la “aritmética de los banqueros”: $16-$7.100 = $4.200.

Con base en ese estudio, el gobierno de Ecuador anunció en el 2008 una moratoria unilateral de la deuda e impuso un recorte de 70% a 80% a sus tenedores de bonos. Wall Street y la City de Londres pusieron el grito en el cielo, pero la moralidad y la legalidad estaban de parte de Ecuador.

“Deuda odiosa” es un término jurídico que se originó en 1927 con el jurista ruso-estadounidense Alexander Nahun Sack, quien basó sus conclusiones en el estudio de dos casos: la deuda impuesta a México con la invasión y ocupación de ese país por el emperador de Francia Napoleón III, quien impuso a Maximiliano de Habsburgo como emperador de México a mediados del siglo 19, deuda que había sido repudiada por el más grande Presidente de México, Benito Juárez, aliado de Abraham Lincoln; y el caso de Cuba a principios del siglo 20, que logró la independencia de España y de la deuda que ésta le había impuesto a su colonia insular. Sack escribió en su obra Les Effets des transformations des États sur leurs dettes publiques et autres obligations financières: Traité juridique et financier, (Los efectos de las transformaciones de los Estados en sus deudas públicas y otras obligaciones financieras: Tratado jurídico y financiero) Recueil Sirey, 1927:

"La razón por la que estas deudas odiosas no pueden recaer sobre el Estado es que tales deudas no cumplen una de las condiciones que determinan la legalidad de las deudas del Estado, a saber: Las deudas del Estado deben ser contraídas y los fondos desembolsados para las necesidades y en interés del Estado. Las deudas odiosas, contraídas y utilizadas para fines que, a conocimiento de los acreedores, son contrarios a los intereses de la nación, no obligan a ésta".

Instituciones internacionales como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) han publicado posteriormente estudios que reconocen la validez del argumento de Sack, como el ensayo de julio del 2007 The Concept of Odious Debt in Public International Law (El concepto de deuda odiosa en el Derecho Internacional Público), del profesor Robert Howse, catedrático de Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan.

El renombrado economista y estadista estadounidense Lyndon LaRouche trazó este mismo concepto, del requisito de que la deuda sirva al Bienestar General, a los fundadores del Sistema Americano de economía. En un discurso pronunciado en enero del 2011, LaRouche declaró:

"Una deuda honesta con el futuro sólo puede pagarse mediante la creación honesta de riqueza física equivalente en el futuro, lo que incluye el desarrollo de las facultades creativas de cada ciudadano, cada niño y cada adolescente.

"Las deudas generadas por un sistema de crédito se pagan con la prolificidad de la producción futura; esto ya lo entendían los Winthrops y los Mathers de la colonia de Massachusetts. Tales deudas requieren que el gobierno limite su acumulación a la parte eficiente de su compromiso de promover la producción. Legalmente, sólo pueden contraerse sobre la base de una mayor creación de riqueza física y del crecimiento de la productividad física de la nación. Cualquier deuda contraída como resultado de la especulación financiera carece de legitimidad a los ojos de un gobierno.

"Así es como se describe en palabras sencillas el gran principio de Hamilton, que está implícito en la intención del preámbulo de nuestra Constitución.

"Las deudas son buenas cuando están diseñadas para ser buenas, como en el caso de un sistema crediticio que descansa en el compromiso de aumentar la creación neta de riqueza por persona y por kilómetro cuadrado del territorio de una nación".

Es ese enfoque, que también guio al Tratado de Westfalia de 1648, incluidas sus disposiciones sobre moratoria de la deuda, el que debe aplicarse ahora globalmente en este Año Jubilar, para librar al mundo de una vez por todas de la pestilencia de la usura, y con ella de la amenaza de la guerra y el genocidio. Ello sentará las bases para organizar un Nuevo Paradigma con una nueva arquitectura internacional de seguridad y desarrollo, que permita la emisión de buenos créditos para la digna causa del desarrollo económico mundial.

Para mayor información escribe a [email protected]

WHEN
03 enero, 2025 a 11:00 am - 2pm