Schiller Institute (ES)

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Apoye esta declaración conjunta de Helga Zepp-LaRouche y Guus Berkhout, al final del texto.

10 de octubre de 2021 — Esta declaración fue emitida conjuntamente por Helga Zepp-LaRouche, fundadora del Instituto Schiller, y Guus Berkhout, profesor emérito de geofísica, e iniciador y cofundador de CLINTEL (Climate Intelligence).

      Tenemos encendidos debates sobre casi todo: la energía verde, las medidas contra las pandemias, las ideologías políticas, las políticas fiscales, la crisis de los refugiados, el aumento de los alquileres, la erosión de los derechos fundamentales, los planes de pensiones, las burocracias gubernamentales, la brecha generacional, los derechos de las mujeres, etc. Pero lo que no vemos es el panorama general: a saber, ¡que en Occidente estamos gobernados por una clase política cada vez más poderosa que está en proceso de destruir todo lo que hemos construido desde la Segunda Guerra Mundial!

      Todos los síntomas de un sistema que se derrumba están ante nuestros ojos, si nos preocupamos por verlos: un sistema económico en el que la balanza entre costos y beneficios está totalmente desequilibrada, una hiperinflación acelerada que devora nuestros ingresos, un buen sistema sanitario que sólo pueden pagar los ricos, un sistema educativo que no enseña ni la excelencia ni los valores morales, una cultura del “woke” totalmente fuera de control que pone a la gente unos contra otros, una confrontación geopolítica desastrosa contra supuestos rivales... ¡y la lista podría continuar interminablemente!

      Todas estas manifestaciones de la crisis tienen una causa común: Nosotros en Occidente, estamos viviendo bajo una dictadura impuesta por la oligarquía financiera, para la cual el bien común no existe, y cuyo único interés es maximizar sus propios privilegios. Una oligarquía que necesita de “guerras sin fin” para generar los ingresos para mantener a su complejo militar industrial, y que promueve la producción y distribución de drogas que destruyen la mente, tanto las legales como las ilegales, y esto es así porque el sistema financiero se habría desintegrado hace ya mucho tiempo sin la aportación del lavado del dinero proveniente del narcotráfico. Y puesto que este sistema está ahora irremediablemente en bancarrota, se supone que todo el sistema económico y financiero será convertido en las llamadas tecnologías verdes en un último gran golpe, el Gran Reajuste. Con el pretexto de la protección del clima, el lema de esta reconversión es “cambiar los billones”. ¡Y eso está sucediendo ya!

      Las políticas del Trato Verde (Unión Europea) y del Nuevo Trato Verde (Estados Unidos) significan que los bancos van a restringir sus préstamos y sólo habrá para las inversiones en tecnologías verdes, y hace tiempo que someten a las empresas a un sistema de requisitos cada vez más estrangulador, como la taxonomía, la ley de la cadena de suministro, etc. Al mismo tiempo, hay un método para los altos precios de la energía: Se supone que al empujar los precios por encima del umbral de dolor en términos monetarios se manipula a la población para que aprenda a arreglárselas sin el consumo de carne, sin la calefacción, sin una vivienda digna, sin viajes, etc. Esto va de la mano con una imagen del ser humano que ve al hombre como a un parásito que contamina la naturaleza. Mientras que nosotros sabemos que el CO2 es esencial para la vida en la Tierra, las políticas verdes gritan: “Mientras menos huellas de CO2 dejemos atrás, mejor”.

      La verdad es que esto es vino viejo en botellas nuevas. Es exactamente la misma política de austeridad de Hjalmar Schacht, presidente del Reichsbank (banco central) y ministro de Economía de Alemania justo antes de la Segunda Guerra Mundial. Se trata de la canibalización de la fuerza de trabajo. Quien piense que esta comparación es exagerada, debe ver el video titulado Hunger Ward sobre Yemen, con David Beasley, del Programa Mundial de Alimentos (PMA), o debe considerar la tasa de muertes de mortalidad infantil en Haití.

      ¿Qué dice Klaus Schwab al respecto en su libro Stakeholder Capitalism (Capitalismo participativo)? Se queja de que países africanos, como Etiopía, pelearon con éxito contra la pobreza extrema (p.154):

      “Esto revela el enigma central de la lucha contra el cambio climático. La misma fuerza que ayuda a la gente a liberarse de la pobreza y llevar una vida decente, es la que está destruyendo la habitabilidad de nuestro planeta para las generaciones futuras. Las emisiones que provocan el cambio climático no son solamente el resultado de una generación egoísta de industriales o sesentiocheros occidentales. Son la consecuencia del deseo humano de crear un futuro mejor para sí mismo”.

      Aquí está en blanco y negro. Según su lógica, ¡aumentar la tasa de mortalidad por medio del incremento de la pobreza es lo mejor que le puede suceder al cambio climático! La vida no vale nada para las élites de Schwab.

      Si queremos escapar de la catástrofe que se avecina, debemos reconstruir la sociedad completamente sobre principios muy diferentes. Este es nuestro mensaje positivo, el de un futuro esperanzador con prosperidad para todos:

1. La vida humana es inviolable. El hombre es la única especie que está dotada de razón creativa, que lo distingue de todos los demás seres vivos. Esta capacidad creativa le permite descubrir de continuo nuevos principios del universo físico, lo que se llama progreso científico. El hecho de que la mente humana, por medio de una idea inmaterial, sea capaz de descubrir estos principios, que luego tiene un efecto en el universo material en la forma del progreso tecnológico, prueba que existe una correspondencia entre las leyes de la mente humana y las leyes del universo físico.
2. Así como la expansión espacial y la evolución antientrópica del universo son infinitas, también lo es la perfectibilidad intelectual y moral de la mente humana. Por lo tanto, cada ser humano adicional es una nueva fuente para el desarrollo del universo y para la solución de los problemas en la Tierra, como la superación de la pobreza, las enfermedades, el subdesarrollo y la violencia. Cuidarnos unos a otros es la clave en este desarrollo continuo. Es la combinación de la creatividad y la empatía que trasciende las meras exigencias del día a día.
3. El progreso científico y tecnológico tiene un efecto positivo en la medida en que, cuando se aplica al proceso de producción, aumenta la productividad de la mano de obra y de las capacidades industriales y agrícolas, lo que a su vez conduce a un aumento del nivel de vida y a una mayor esperanza de vida para un número cada vez mayor de personas. Una economía física próspera es la condición previa para un desarrollo positivo del bien común, que proporcione no sólo a las élites, sino a toda la población alimentos de calidad, agua limpia, asistencia sanitaria asequible y moderna, educación de calidad, comunicaciones modernas, y sobre todo, energía barata y suficiente con altas densidades de flujo energético. La energía nuclear de tercera y cuarta generación, que es intrínsecamente segura, y el uso futuro de la fusión termonuclear, son indispensables para asegurar el suministro energético de la humanidad por un tiempo ilimitado. Los sistemas de energía poco fiables y el aumento de los precios de la energía son la madre de la inflación. La pobreza comienza con la pobreza energética.
4. El propósito de la economía no tiene nada que ver con la ganancia, sino con la felicidad de las personas, en el sentido en que lo entendía Gottfried Wilhelm Leibniz, a saber, que las personas son capaces de desarrollar todos los potenciales inherentes que tienen en un todo armonioso, y así contribuir al mejor desarrollo futuro posible de la humanidad. O como decía el sabio Solón de Atenas: El propósito de la humanidad es el progreso. Es el deber de un buen gobierno, por medio de sus políticas, procurar la felicidad de sus ciudadanos en este sentido, comenzando por la educación universal para todos, cuyo objetivo debe ser fomentar la belleza de carácter por medio de la educación y el desarrollo de un número cada vez mayor de genios. Esta perspectiva está en concordancia con la convicción de Vladimir Vernadsky’s de que el universo físico debe evolucionar inherentemente de tal manera que la parte de la noosfera crezca cada vez más en relación con la biosfera. Para ser más específicos, el crecimiento tiene que ser doble, creatividad para las necesidades materiales y empatía para las necesidades inmateriales. El cuidado de los demás y de nuestro entorno natural se presenta en nuestro lema: “Prosperidad para todos”, en donde todos se refiere no solo a nosotros, sino también a las futuras generaciones.
5. El verdadero destino del hombre no es seguir siendo un terrícola. Su identidad, como la única especie conocida dotada de razón creativa, es explorar el espacio, como hicimos con el planeta Tierra. Lo que el pionero del espacio, Krafft Ehricke, llamó el “imperativo extraterrestre”, o en cierto sentido, el nuevo efecto educativo de los viajes espaciales sobre el hombre, requiere que la humanidad “crezca” de verdad, es decir, que se desprenda de sus impulsos irracionales y haga de la creatividad su identidad, lo que hasta ahora sólo ha sido el caso de los científicos y los artistas destacados de la cultura clásica. En esta fase de la evolución, de amor a la humanidad y amor a la creación, generada por el reconocimiento de la magnificencia del universo físico, se habrá convertido en algo natural que la humanidad cuide con gran esmero de todos los aspectos de la humanidad, del planeta, de la naturaleza y del universo en general, porque se habrá superado la contradicción fabricada entre el hombre y la naturaleza (nueva mayordomía). El hombre no existe en oposición a la naturaleza; él es la parte más avanzada de esta. Esto es lo que Schiller llamaba libertad en la necesidad, y es el concepto que Beethoven colocó sobre su Gran Fuga: “Tan rigurosa como libre”.

      Esta elevada idea del hombre y de todo lo que ha construido, es lo que está amenazado por los Hjalmar Schachts, Klaus Schwabs, los líderes políticos ávidos de poder y los líderes empresariales ávidos de ganancias del mundo. Esta es una llamada de atención, dirigida a todas las personas, para resistir el peligro de un nuevo mal. Impidamos un retorno al pasado, cuando una élite malvada empobrecía a la humanidad y nos decía que fuéramos felices con esas esas condiciones.